¿Algunas de las técnicas que usas para mantenerte productiva te dejan ansiosa o agotada?

Seguro que te ha pasado en más de una ocasión. Y te has visto en una espiral de querer ser productiva a todas horas y a toda costa, en casa o en la oficina, e incluso a dar más de lo que te exigen.

A pesar de que a todas nos gusta completar nuestra lista de tareas pendientes, también nos hemos visto abocadas a comportamientos que a la larga pueden resultar dañinos o incluso adictivos, tanto en nuestra vida personal como en el trabajo.

Todo ello debido al uso de técnicas un tanto obsesivas para ahorrar tiempo como: trucos de productividad, tecnología para ‘intentar salir adelante’ y maratonianas jornadas de trabajo para completar tareas pendientes.

E incluso comportamientos de bienestar al extremo tales como despertarte a las 5:00 a. m. para hacer ejercicio, ser acosada por notificaciones automáticas para meditar o suscribirte a una cantidad abrumadora de podcasts de superación personal.

¡Ojo! Bien por ti, si te funciona, por supuesto.

Pero no tanto cuando estás impulsada por aproximarte al modelo de ‘mujer ideal’ que tal vez todas debemos cumplir. O al menos eso es lo que dicen.

Llámalo ‘cultura del ajetreo’, ‘cultura de jefa’, ‘productividad tóxica’ o como quieras, este movimiento a veces se ve como una forma de empoderamiento femenino.

Y no, no es tal que así.

Al menos yo no considero que la fuerza de las mujeres resida en los logros.

¿Quieres saber por qué? Porque a pesar de ello, sigues siendo increíble y valiosa sin importar cuánto hagas hoy.

Vale, y entonces, porque la mayoría de las mujeres desarrollamos una relación complicada con la productividad.

Pues eso es lo que te cuento en este artículo y también qué deberías hacer al respecto.

 

¿Por qué idolatramos la productividad?

¿Alguna vez te has sentido culpable cuando llegan las 5:00 p. m. y todavía tienes tareas sin terminar? ¿O cuándo duermes hasta tarde y te pierdes tu entrenamiento matutino? ¿O si te tomas cinco minutos para sentarte y pensar?

Seguro que has respondido que sí a al menos una de las preguntas, ¿o me equivoco?

Nuestra cultura está orientada a estar siempre en movimiento y ocupada. Y estas son algunas razones por las que creemos que se idolatra la productividad:

 Para cumplir con el statu quo

Si haces scroll en Instagram o LinkedIn lo más probable es que veas un aluvión de publicaciones sobre trucos de productividad, personas que comparten sus rutinas diarias y consejos para administrarse de manera más eficiente a ellas mismas y a sus trabajadores.

De hecho, uno de los libros clásicos de autoayuda “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” desempeña un papel clave en por qué apreciamos la productividad.

Sin embargo, también marca el inicio de “nuestra pequeña obsesión moderna” para alcanzar una productividad que nos lleve a resultados positivos.

E incluso hay muchas influencers que adoptan técnicas extremas de bienestar y productividad como si la felicidad y la satisfacción pudieran lograrse solo a través de ejercicios, batidos de desayuno que parece a simple vista agradables y rutinas de cuidado de la piel.

Y aunque estos hábitos funcionan para algunas, no te definen como una «persona que se cuida a sí misma, ni una buena profesional». Tenlo en cuenta.

Para distraernos

La obsesión por los trucos que ayudan a ahorrar tiempo y completar las listas de tareas podría ser «un medio para evitar preguntas más difíciles, como: «¿Estoy haciendo lo correcto en primer lugar?»

Por eso tal vez tu trabajo debería calificarse menos por lo que obtienes de él (dinero, fama, estatus) y más por cómo se alinea con tus valores y propósitos.

Para proporcionar un sentido de valor

Muchas mujeres, sin saberlo, atribuyen su valor a sus logros. Porque consideran que el progreso les da un sentido de propósito, y eso a veces puede ser algo bueno. Otras, en cambio, no tanto.

Ya que, si las expectativas son altas, es posible que termines agotada y decepcionada contigo misma.

 

Cómo evitar la productividad ‘tóxica’

Fíjate en las señales (y perdónalas)

Estate atenta los comportamientos tóxicos que podrían ser el resultado de una actitud poco saludable hacia la productividad. Eso puede incluir:

  •  Exceso de trabajo hasta el punto de afectar a tu salud o tus relaciones.
  • Tener expectativas poco realistas de ti misma.
  • Luchar por ‘desconectarte’, relajarte o saber qué hacer con el tiempo libre.

Si algo de eso te sucede, te recomiendo que te tomes un descanso. Recuerda que, hemos sido condicionadas a creer que la productividad excesiva es la norma y no es así.

Haz una tarea a la vez

El concepto de ‘tarea única’ parece a simple vista lo opuesto a la productividad, aunque se ha demostrado que centrarse en una sola actividad o tarea a la vez aumenta la producción y la calidad del trabajo.

Este cambio en el enfoque del trabajo puede llevarte un tiempo hasta que te habitúes, ya que a menudo estamos acostumbradas a hacer todo a la vez, extendiendo nuestra atención a través de múltiples canales y tareas.

Una vez que superes esa ansiedad de dejar las tareas intactas mientras te enfocas solo en una, aprenderás a trabajar de esa manera por defecto. Por eso, tiempo al tiempo.

Acepta que no puedes controlarlo todo

Gran parte de nuestra incomodidad con la monotarea se debe al bajo rendimiento o a una apariencia lenta. De ahí que lo mejor es no verte en la tesitura de realizar todo a la vez y a plena capacidad, sino que tienes que aprender a estar bien con eso. De hecho, cuando reconoces ser más productivo a veces parece decepcionar a la gente debido a sus altas expectativas. Y esperas a no ser ‘defraudado’ por otros que se fijan límites a sí mismos también.

Sé amable contigo misma

Del mismo modo, debes estar de acuerdo con defraudarte ocasionalmente. Por ejemplo, es posible que tengas que priorizar el descanso sobre el ejercicio a veces. Y eso está bien.

No olvides que tu valor no está en lo que produces o logras, sino en quién eres. Así que sé amable, gentil y comprensiva contigo misma y aprende a hablarte a ti misma como lo harías con una amiga.

Antes de terminar te dejo por aquí un recordatorio diario:

Eres genial, incluso si te saltaste el desayuno. Comenzaste a trabajar tarde. Pasaste una hora posponiendo las tareas.

No completaste un proyecto a tiempo. Fuiste a comprar un pastel de cumpleaños en un lugar de confianza en vez de hornear uno.

O cualquier otra razón por la que no alcanzaste tu productividad ideal.

No te preocupes, todo está bien. No eres perfecta, ni debes pretender serlo. Recuérdalo.

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Beatriz Infanzón
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