¿Alguna vez has notado que nunca pareces tener suficiente tiempo para realizar todo lo que necesitas hacer y que tu lista de tareas nunca parece acortarse?
Hay una solución a este problema. Y no, no se trata de descubrir cómo exprimir una o dos horas más en su jornada laboral.
La razón por la que existe este contratiempo tiene que ver con algo llamado Ley de Parkinson.
Acuñada por Cyril Northcote Parkinson como parte de un ensayo publicado en The Economist en 1955, la ley de Parkinson es el adagio que dice que “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para su finalización”.
Si te gusta la productividad, conocerás un poco la Ley de Parkinson.
Aunque al principio se diseñó como una ecuación matemática que describe la velocidad a la que las burocracias se expanden con el tiempo, la Ley de Parkinson se puede aplicar a muchas áreas, incluida la manera en la que trabajas.
En términos simples, la Ley de Parkinson significa que, si tomas una tarea de 2 horas y asignas 4 horas para hacerla, terminarás dedicando 4 horas a trabajar en ella.
Porque investigarás más, pensarás demasiado en su enfoque, aunque el trabajo resultante será el mismo, y acabarás empleando el doble de tiempo del que necesitas para llevar a cabo la tarea.
La Ley de Parkinson es simplemente una observación, no magia. De hecho, las personas no se dan cuenta de cuán rápido se pueden completar algunas tareas hasta que prueban este principio.
¿Cómo aplicar la Ley de Parkinson a tu vida?
Algunas maneras son:
- Corriendo contra el reloj
A medida que comiences con la Ley de Parkinson, haz una lista de tus tareas y divídelas por la cantidad de tiempo que lleva terminarlas.
Luego, usa la mitad de ese tiempo para completar cada tarea. Tienes que ver que el límite de tiempo es crucial y tratarlo como cualquier otro plazo.
Parte de revertir aquello con lo que nos han adoctrinado (trabajar más duro, no de manera más inteligente) consiste en ver los plazos que te fijas a ti mismo como inquebrantables, al igual que los que te fijan tus clientes o jefe.
Llegados a este punto esfuérzate por ganar contra el reloj y vencerlo como si fuera tu oponente, sin tomar atajos y producir resultados de baja calidad.
Esto te será útil si tienes problemas para tomar en serio tus propios plazos.
- Mejora a la hora de juzgar
Al principio, esto será parcialmente un ejercicio para determinar qué tan precisas son sus proyecciones de tiempo para las tareas.
Algunas son acertadas y otros no sobre todo si no estás acostumbrado a usar la Ley de Parkinson.
Aquellos que son acertados son los que no puedes ganarle al reloj cuando reduces a la mitad el tiempo asignado, así que experimenta con tiempos más largos.
No saltes de forma directa a la asignación de tiempo original porque puede haber un período óptimo en el medio.
Si trabajas con el ordenador, un temporizador digital será muy útil cuando comiences a hacer esto.
También te ahorrará un poco de tiempo, porque un temporizador te permite ver de un vistazo cuánto te queda.
¡Ojo! Utilizar el reloj implica algunas sumas y restas.
- Aplasta las cucarachas del mundo de la productividad
Cuando implementes la Ley de Parkinson, busca esos pequeños rellenos de tiempo, como el correo electrónico y la lectura de noticias, que podrías pensar que toman diez o veinte minutos.
Las «cucarachas» del mundo de la productividad son esas pequeñas plagas que no hacen más que convertir tu vida en un dolor de cabeza.
En vez de revisar tranquilamente el correo electrónico por la mañana durante 20 o 30 minutos, tómate solo cinco.
Si estás preparado para un desafío, haz uno mejor y date dos minutos.
No prestes más atención a estas tareas hasta que hayas completado toda tu lista de pendientes de ese día. A partir de ese momento puedes disfrutar de la lectura de correos electrónicos, redes sociales y lectura de feeds para el contenido de su corazón.
- Aprende a priorizar
Estas son tareas donde el 10% de lo que haces es importante y el 90% es absolutamente inútil cuando se trata de la Ley de Parkinson.
Esto te obliga a atender las tareas importantes: fuentes que necesita leer para mejorar en su trabajo (por ejemplo, si es un diseñador web que necesita leer sobre nuevas prácticas) y correos electrónicos que en realidad son prioritarios.
- La línea de fondo
Experimenta con la Ley de Parkinson y reduce los plazos al mínimo en muchas áreas de su vida.
Ser consciente de la línea entre «mínimo» y «tiempo insuficiente»: lo que busca es un trabajo bien hecho en menos tiempo, no un desastre que le hará perder empleo o clientes.
Al usar la Ley de Parkinson de forma correcta puedes hacer más en menos tiempo y aprender cuánto tiempo requieres realmente con cada una de tus tareas.
“Cuantas más restricciones impone uno, más se libera uno mismo. Y la arbitrariedad de la coacción solo sirve para obtener precisión en la ejecución.” — Igor Stravinsky, compositor, pianista y director.
¿Cómo aprovechar al máximo la Ley de Parkinson?
Pues siguiendo estos pasos:
- Establece plazos razonables
Crea suficientes restricciones para desbloquear tu creatividad, pero sé realista.
No tiene sentido tratar de trabajar en algo que debería tomar un par de días en un par de horas. Intentar ser más productivo no te convertirá mágicamente en un superhumano.
- Comprométete.
Asegúrate de tomarte los plazos con seriedad.
Anunciarlo a un amigo o colega es una excelente manera de producir presión artificial para que cumpla con su fecha límite. Tener otra restricción artificial como una reunión, una llamada, una sesión de gimnasio o cualquier otra cosa después también funciona.
- Revisa e itera.
A base de prueba y error averiguarás cuánto tiempo puedes ahorrar utilizando la Ley de Parkinson.
Una vez que hayas terminado con una tarea, tómate unos minutos para reflexionar.
¿Cómo te sentiste? ¿Te las arreglaste para hacerlo? ¿Podría haber terminado más rápido? Usa estrategias para mejorar con el tiempo.
Aunque no era su propósito original, junto con la técnica básica de gestión del tiempo, la Ley de Parkinson puede hacer maravillas para tu productividad y tu creatividad.
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